Los trabajos de pintura suelen gozar de la apetencia de muchos aficionados que aprovechan un fin de semana o incluso sus vacaciones para poner manos a la obra y cambiarle la cara a su hogar. Por su parte, los pintores profesionales o los operarios de diversas tareas como herrería, enchapado, carpintería y otras que involucran la aplicación de pintura, siempre buscan medios y herramientas que faciliten su tarea y aumenten la productividad.
Es muy cierto que la tecnología actual ha desarrollado numerosos dispositivos de aplicación de pintura que van dejando atrás los métodos tradicionales de pincel y rodillo. Los que se dedican a tareas de chapa y pintura de automóviles, por ejemplo, cuentan con pulverizadores de pintura neumáticos que logran un acabado perfecto en pocas horas. Como toda herramienta neumática, los pulverizadores de pintura solo necesitan el infaltable compresor de taller que les provea el aire que necesitan para funcionar.
Cabe preguntarnos si los pulverizadores de pintura también se comercializan como herramientas eléctricas, de manera de estar al alcance de otros usuarios (por ejemplo, en el hogar) que no disponen de compresor y no desean adquirirlo o alquilarlo para un trabajo de pintura. En ese caso, este artículo nos dará una buena noticia, porque aquí conoceremos los sistemas eléctricos pulverizadores de pintura o simplemente pistolas pulverizadoras de pintura que podemos adquirir en el comercio a un costo razonable.
¿Cómo funciona un pulverizador eléctrico de pintura?
El secreto de todo pulverizador es producir la atomización del fluido a rociar, es decir, convertirlo en pequeñas gotitas que son las que forman un patrón de pulverización en abanico.
Existen diversas maneras de lograr la atomización de ese fluido, en nuestro caso, la pintura o materiales afines. Así, mientras los pulverizadores neumáticos inyectan aire comprimido en la pintura, las pistolas eléctricas bombean la pintura a alta presión por medio de un motor, expulsándola velozmente a través de una boquilla.
La siguiente figura muestra el proceso de atomización producido por una pistola pulverizadora eléctrica.
La alta presión fuerza a la pintura a través de la pequeña boquilla del dispositivo, emergiendo como un chorro sólido (conocido como «lámina») a alta velocidad. Cuando ese chorro sólido choca con el aire comienza a disgregarse, rompiéndose inicialmente en fragmentos y, en última instancia, en gotitas muy pequeñas que forman el patrón en abanico.
Las ventajas de los pulverizadores eléctricos de pintura son varias, pero los profesionales y aficionados señalan estas tres como las principales:
- Velocidad: son más rápidos que los neumáticos, por lo que se pueden completar más trabajos en menos tiempo y con menos mano de obra, sin depender de un compresor. Respecto de los métodos tradicionales, son hasta 10 veces más rápidos que los pinceles y rodillos.
- Calidad: producen una capa uniforme de pintura en todo tipo de superficies, dejando un acabado consistente y de alta calidad.
- Versatilidad: se pueden usar para una amplia gama de materiales de revestimiento, incluidos los trabajos en interiores y exteriores, y se pueden transportar fácilmente de un lugar a otro.
¿En qué consiste un sistema eléctrico pulverizador de pintura?
Como todo sistema, cabe esperar que se trate de varios componentes además de la pistola pulverizadora propiamente dicha. A tal efecto, este video ilustrativo nos muestra uno por uno esos componentes.
Complementemos ahora el video, observando más detenidamente cada uno de los elementos que acabamos de ver.
- Retén de la tapa de aire
- Tapa de aire
- Boquilla
- Palanca de bloqueo
- Gatillo
- Control de la cantidad de pintura
- Unidad del gatillo
- Mango para colgar en la pared
- Tapa del filtro
- Motor
- Recipiente para la pintura
- Conexión para el cable de alimentación
El sistema se completa con la entrega de una o más boquillas de repuesto, un cepillo, una aguja o punzón de limpieza de la boquilla con su correspondiente adaptador en «T» y un recipiente medidor de la viscosidad de la pintura, que más adelante veremos por qué y cómo debe usarse.
De todos estos componentes, vamos a ocuparnos un poco más de dos: el motor y la boquilla.
Tipos de motor
Dependiendo del fabricante, los motores que incluyen los pulverizadores eléctricos de pintura pueden ser de tres tipos: universal, de corriente alterna o de corriente continua, en este último caso, con o sin escobillas.
Los motores universales son los más económicos, pero debido al gran número de revoluciones por minuto que presentan (entre 10.000 y 20.000), y a pesar de ser enfriados por ventilador, son los de menor vida útil. Por otra parte, los motores de corriente alterna, aunque duran más tiempo, necesitan una fuente de alimentación constante y permanente para funcionar correctamente, y pueden recalentarse si se usan en determinadas circunstancias.
Por ello, los preferidos son generalmente los motores de corriente continua, que soportan mejor las fluctuaciones de energía porque pueden funcionar a velocidades variables. Dentro de estos, tenemos modelos de pulverizadores provistos de motores con escobillas de carbón y modelos brushless, es decir, provistos de motores sin escobillas. Estos últimos son más pesados y costosos, pero ofrecen una serie de ventajas y mantenimiento reducido en comparación con sus pares provistos de escobillas.
Aunque la gran mayoría de los pulverizadores eléctricos de pintura son modelos con cable, también encontraremos pulverizadores inalámbricos a batería, que al igual que otras tantas herramientas eléctricas, se han impuesto con comodidad en el mercado. En De Máquinas y Herramientas ya hemos señalado las particularidades de las herramientas con y sin cable, y en este artículo presentamos un resumen al respecto, según el cual cada usuario podrá elegir la tecnología de su conveniencia.
Boquilla
Esta pequeña pieza intercambiable que muestra la figura de abajo tiene un gran protagonismo en el sistema, ya que:
- Determina el flujo de fluido, es decir, la cantidad de pintura aplicada.
- Determina el patrón de pulverización (ancho del abanico), por lo que la selección de la boquilla correcta es una decisión importante.
Fabricadas comúnmente con carburo de tungsteno de alta calidad, las boquillas se clasifican en términos del tamaño de orificio. La cantidad de pintura que fluye a través del pulverizador depende del tamaño de la boquilla y la configuración de la presión. Existen diferentes tamaños de boquilla dependiendo del tipo de pintura a usar. Por ejemplo, lacas, tintes y esmaltes son revestimientos ligeros que se rocían con boquillas de diámetro pequeño, mientras que las pinturas exteriores de látex son revestimientos mucho más densos que requieren boquillas de mayor diámetro.
Algunos pulverizadores están diseñados para admitir uno o dos diámetros específicos de boquilla, generalmente de 2 y 2,5 mm, para pinturas menos viscosas y más viscosas, respectivamente. Estos diámetros son adecuados para pinturas al solvente y al agua, barnices, imprimaciones, lacas transparentes, protectores para la madera y capas base y de acabado para vehículos. Sin embargo, dichos diámetros no deben usarse para pulverizar sustancias ácidas y alcalinas, materiales que contienen partículas, pinturas al látex o pinturas que no gotean ni salpican.
a) Diluciones del material
Aun cuando se usen las boquillas adecuadas, la mayoría de las pinturas deben diluirse antes de rociarlas con el pulverizador. Dado que la etiqueta de la lata de pintura no siempre contiene instrucciones para efectuar la dilución, algunos fabricantes de pulverizadores incluyen en su sistema un medidor de viscosidad para orientar al usuario acerca de cómo alcanzar la viscosidad adecuada.
La técnica de uso del medidor de viscosidad es simple. Primero se coloca la pintura en un recipiente apropiado y se agita suavemente hasta un correcto mezclado. Luego, el medidor de viscosidad que muestra la figura de abajo se sumerge completamente en el recipiente de pintura, y a continuación se levanta para dejar escurrir la pintura por su orificio.
Mediante un cronómetro se mide el tiempo que demora la pintura en fluir a través del orificio del medidor. En cuanto se interrumpa el flujo continuo, se detiene el cronómetro. Este es el tiempo de goteo medido en segundos, que deberá ajustarse al que describe la siguiente tabla.
Si no es así, la pintura vuelve a diluirse y se repite el proceso de medición hasta lograr el tiempo de goteo recomendado.
b) Patrones de pulverización
Dependiendo de la orientación de la superficie a pintar y de la cantidad de pintura a emplear, las pistolas pulverizadoras nos ofrecen varias alternativas.
Por un lado, la unidad boquilla-tapa de aire puede ajustarse para lograr tres formatos distintos de pulverización. Simplemente se afloja el retén de la tapa de aire y se gira la tapa de aire hasta la posición deseada, como muestra esta figura.
De esta manera, logramos tres patrones de pulverización diferentes:
A – Chorro en abanico horizontal: para superficies verticales.
B – Chorro en abanico vertical: para superficies horizontales.
C – Chorro circular: para esquinas y aristas, así como para superficies de difícil acceso.
También es posible regular la cantidad de pintura que deseamos aplicar. Para ello, se gira hacia la derecha (más cantidad) o izquierda (menos cantidad) la perilla indicada con el anillo verde en la figura siguiente.
¿Cuándo se recomienda usar un pulverizador eléctrico de pintura?
De acuerdo con todas las prestaciones y ventajas que acabamos de señalar, el uso de una pistola pulverizadora de pintura se adapta mejor para unas ocasiones que otras. Si estamos indecisos, podemos consultar la siguiente infografía recomendada por los expertos que nos servirá de orientación.
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